Una de las grandes diferencias entre los deportes colectivos y los individuales reside en el tipo de profesionalización y de la relación que mantienen unos y otros con los spónsores.

Por decirlo planamente, el deportista individual debe buscarse la vida, el deportista de deportes de equipo suele estar bajo el paraguas de un club u organización con sus propios contratos y, al firmar la ficha , quedan cobijados por éstos.

Es cierto que cada deporte es un mundo y funciona de formas completamente diferentes. Cada sector despierta un tipo de intereses y valores al que las empresas privadas se identifican más o menos y, en función de ello, apuestan por ese deportista y por su entorno.

El deportista individual, por lo general, tiene el apoyo de las marcas técnicas que son aquellas directamente relacionadas con su deporte. En el caso de las carreras de montaña: marca de ropa y calzado, reloj, marca de bastones, marca de alimentación deportiva, gafas, calcetines y todos los complementos que forman al deportista dependiendo de cada modalidad.

Pero aparte de estas marcas, que suelen dar nombre a su equipo y que son el sponsor principal y el más visible y al que se relaciona directamente al deportista, existe un apoyo imprescindible, sin el que sería muy complicado sobrevivir como deportistas profesionales, que son los sponsores o colaboradores privados. Es decir, empresas privadas que apuestan por el deportista.

Son unas colaboraciones, a menudo, poco tangibles y menos perceptibles a nivel de imagen, pero tanto o más importantes que otras. Estas empresas suelen buscar en el deportista unos valores o conocimientos que quieren que se asocien a su imagen corporativa. Y el deportista, por su parte, tiene el deber de involucrarse con la marca buscando un retorno mutuo.

Pero vamos a desgranar algunos conceptos:
¿Qué es realmente un deportista profesional? Éste es un concepto ambiguo, sobre todo en aquellos deportes en los que la profesionalización va llegando en cuenta gotas. Por lo general, un profesional es aquella persona que se puede ganar la vida con su profesión. Y esto ocurre por diferentes estadios: tanto en el bolsillo a final de mes como en la actitud del profesional.

En estos deportes de los que hablo, que están en proceso de profesionalización, se mezclan de forma desordenada estos dos estadios.
Se encuentran deportistas que, a pesar de no hacer la caja suficiente a final de mes con su deporte, se comportan como deportistas profesionales y, en cambio, otros que pueden conseguir mayores ingresos, necesitan aún aprender cuál debe ser el actitud adecuada.

Actuar como deportista profesional no es sólo entrenar y conseguir resultados. Actuar con consecuencia, a día de hoy, significa estar activo en las redes sociales, significa firmar unos acuerdos de colaboración y cumplirlos con todo lo estipulado y que se ha firmado en un contrato. Significa devolver a las marcas, colaboradores y sponsors lo que te dan en la forma que se haya acordado. Mostrando siempre unos valores y sabiendo que se está en el escrutinio público.

El trabajo del deportista se ha ido sofisticando y evoluciona con el mundo que nos rodea. O nos adaptamos o “morimos”.

Anna Comet

Deportista, periodista y miembro del J2 F2 Outdoor Team